viernes, 25 de marzo de 2011

El Paraiso de la Infancia

Liv Tyler/Lucy (Stealing Beauty, 1995)


Recorriendo las cosas que ya ni existen, recuerdo haber visto en el desaparecido teatro /cine Bolívar de la Av. Sexta una película de Bertolucci titulada Belleza Robada (1995). Creo que corría el año 1997 en una época en que solía coleccionar El Magazín Dominical de El Espectador todos los domingos. En el leí un reportaje a Onetti con motivo del lanzamiento de la que sería su última novela Cuando ya no importe (1993) y algunos cuentos inéditos que me iniciaron, tardíamente creo, a su lectura. Dos cosas relacionadas con Bertolucci y con Onetti busqué después durante varios años, y la demora en conseguirlas no se debió a su dificultad, sino a mi situación particular con relación al valor de dichas cosas: la primera fue el cd de la banda sonora de la película de Bertolucci, recuerdo que en Cali fue imposible conseguirla, y debí ir dos veces a Bogotá para disponer del tiempo de ocio y verla en Tower Records a un precio inalcanzable; finalmente la compré años después en Cali cuando ya no pesaba tanto la etiqueta de “Importado”. Creo que aunque es absolutamente irrelevante, me atrevo a decir que mientras escribo esto, suena en mi itunes Glory Box de Portishead, y que de igual forma la combinación de años, estilos y voces hacen de esta banda sonora una de las dos mejores que he escuchado hasta ahora: Hoover, Axiom Funk, John Lee Hooker, Nina Simone, Cocteau Twins, Lori Carson y al final Sam Phillips enmarcan una atmosfera del verano italiano que escoge Bertolucci para encerrar un secreto, un descubrimiento y más que nada un recuerdo; el cual está atravesado por la cara angelical y devoradora de Liv Tyler y su mirada por momentos perdida e inocente. Acaso ella podría ser la Bichi, la Beatriz del cuento Bichicome de Onetti, la niña de cinco o seis años que el narrador conoce y ve crecer durante las visitas a la casa de sus padres, la que se pasea entre las conversaciones de adultos y que sin pedir permiso deja de ser una criatura para convertirse en una mujer de cabellos largos y rubios que juega entre tules violetas; la misma que se funde con la Lucy de Bertolucci para pasar su lengua frente al espejo y verse retratada y deseada y prohibida. Pudiera ser la misma que aparece en Bichicome o en mi segunda búsqueda: la novela de Onetti Cuando ya no importe, la cual finalmente compré en ese año 1997 y que contiene en su formato de diario una entrada del 20 de diciembre así: (Escribo, con toda franqueza, que me es imposible saber o inventar en qué año, a qué altura de la edad de la niña, apareció su cabecita rubia para decorar, oportuna o no, mis soledades nostálgicas enfrentado al río como si me importara. Había crecido mucho pero aún no era señorita.) Liv Tyler/ Lucy en la película, no es rubia, ni es ya una niña, es solo el recuerdo de una niña que recibía cartas de amor de un enamorado inadvertido, la misma que ahora regresa a reencontrarse para verse una vez más en su paraíso perdido y dejarse querer por los amores que alguna vez presintió. Para mi pareciera que todo se junta, Belleza Robada, Bichicome, Cuando ya no importe, la voz de Sam Phillips exigiendo amor… y es cuando juego a creer que las cartas que recibió Lucy las pudo haber escrito un Onetti maduro o derrotado que busca entre sus amores la cara de una niña que lo mire sin el pecado que imponen las batallas perdidas y los años juveniles.


Cuento de Onetti: Bichicome

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