jueves, 18 de octubre de 2012

Un Mundo para Bryce




Alfredo Bryce Echenique, escritor peruano nacido en 1939, lleva escribiendo durante muchos de sus 73 años, con obras que son consideradas por muchos como memorables en la literatura latinoamericana, como Un Mundo para Julius (1970) y La Vida Exagerada de Martín Romaña (1980) entre otras, su obra pasa por el cuento, la novela, ensayos y artículos  Hasta ahora no he leído ninguna, por lo cual mi opinión considero sera algo objetiva.

La cuestión: el jurado de la Feria del Libro de Guadalajara (FIL) le concedió este año el Premio de Literatura Lenguas Romances como reconocimiento al conjunto de su obra narrativa. Ahora bien, el premio que se le debe entregar el próximo 24 de Noviembre, viene cargado por la polémica alrededor de unas acusaciones de plagio alrededor de artículos que escribió tomando títulos y párrafos enteros de escritores menos conocidos (estas acusaciones vienen desde el año 2006). Entonces: hay dos bandos, el oficial (organizadores del premio y 109 intelectuales y escritores que han firmado una carta en su apoyo) que defienden el fallo del jurado argumentando que el premio recae sobre la obra narrativa (cuento y novela) y no la de no ficción (ensayos y artículos ; y la de otros intelectuales y escritores que consideran inadmisible entregarle dicho galardón y los 150 mil dólares del premio a un plagiario.

Como dije de su obra no he leído nada, ah si, solamente el cuento Con Jimmy, en Paracas (1968) que se incluyó en una antología titulada 16 Cuentos Latinoamericanos (1992). Ahora bien, desde mi humilde opinión, lo mejor que se puede hacer con Bryce ( y ante las dudas, por si acaso) es leer algo de su obra y dejar que el dichoso premio se lo lleve otro autor "reconocido", de esos que las editoriales y el mundillo del libro necesitan promocionar para incrementar sus ventas. No soy abogado ni juez, solo me remito a la aparente cantidad de acusaciones de plagio y a las palabras poco claras de defensa del escritor, así como a la ausencia de algo de dignidad para declinar un premio envuelto en una polémica que su obra "narrativa" de seguro no necesita. 

Los Plagios de Bryce:
http://redaccion.nexos.com.mx/?p=4238    

Las Palabras de Bryce:
http://peru21.pe/noticia/460221/alfredo-bryce-plagio-homenaje

El Premio:
http://cultura.elpais.com/cultura/2012/09/03/actualidad/1346682330_766783.html

La Polémica:
http://cultura.elpais.com/cultura/2012/10/19/actualidad/1350600768_039993.html


Postdata: Dos bellos títulos en los libros de Bryce (me refiero solo a los títulos, y quizás porque me gusta la palabra "huerto") que podrían ser interesantes de leer: Huerto Cerrado (1968) y El Huerto de mi Amada (2002), el primero libro de cuentos y el segundo novela. Dentro de Huerto Cerrado, un relato con un titulo inquietante: El Descubrimiento de América. La desilusión  "América se estaba cambiando."

miércoles, 17 de octubre de 2012

El salto de Vargas LLosa





Dos noticias de la semana pasada que leí en El Espectador de Bogotá sobre Mario Vargas Llosa me hicieron pensar una y otra vez en la sutil diferencia que existe (aunque muchos no lo vean así o no lo quieran ver) entre las palabras escritas en el texto (tradicional o digital) y la persona que las ha escrito.  Y en el juego de analogías la cosa se ve mas complicada, pues si lo escrito es el hijo amado de su escribidor, entonces cualquier reparo al hijo jamás será perdonado por dicho padre. Y de forma contraria, ¿si el padre nos ofende, entonces lo seguiremos leyendo sin inmutarnos?

No he sido lector ni seguidor encantado o desencantado de Vargas Llosa, como si lo fui de Cela, pero en este juego me creo lector juicioso, divertido y profesional de Vargas Llosa y entonces leo la primera noticia que se titula así: Vargas Llosa: “los toros son fuente de inspiración de artes y letras”, Oct 13 de 2012. Palabras mas palabras menos el premio nobel peruano va a Toro en Zamora, España y recibe un homenaje por su apoyo a la tauromaquia, la cual ha elevado a hecho cultural. Trascribo un párrafo: Vargas Llosa aseguró que si abolieran las referencias a los toros se empobrecerían la poesía, la pintura, la música o la filosofía, ya que la tauromaquia “ha irrigado prácticamente todas las manifestaciones de la creatividad, artística y cultural”. ¿? (Los interrogantes son míos) Indiferente si se esta de acuerdo con la “fiesta” brava o no, si se es indiferente y se encuentra mas interés en comentar el salto de Baumgartner desde el borde de la estratosfera para superar la velocidad del sonido y varios records mas; la mayor caída al vacío es la del incansable Vargas Llosa con un argumento tan absurdo que casi ni vale la pena rebatir. ¿Acaso la guerra, las guerras, matanzas, genocidios, no se han reflejado en diversas expresiones artísticas? ¿Acaso no es cierto que no conoceríamos el Guernica de Picasso si el bombardeo alemán al pueblo español del mismo nombre no se hubiera llevado a cabo en aquel Abril de 1937? 

Entonces siguiendo mi fervor por Vargas Llosa o mejor, mi pretendido fervor por sus escritos, me pregunto si es posible tomar pinzas y reprochar a la persona, si se quiere ser mas extremo e intolerante, decir odiar a la persona, pero continuar pagando por sus ficciones para sentarse a leerlas en una tarde de domingo? Los más “civilizados” y utópicos dirían sin lugar a dudas que si, pero los más terrenales podríamos quizás continuar sus lecturas, reducir la frecuencia de las mismas, dejar que el desinterés nos lleve por otros caminos, pero lo que si sería difícil de negar es pretender que las posibles posteriores lecturas fueran de alguna forma las mismas.

Posdata: ¿Es justo apoyarse en Arguedas para apoyar su defensa de la “fiesta” Brava?

jueves, 4 de octubre de 2012

Fractales


by Allison Diaz

Imágenes fracturadas como palabras, que invitan a formar un discurso, que se superponen como culturas milenarias, de las que leemos con asombro y a veces con demasiada distancia. Se toma una imagen y se trata de entender, de describir en nuestro imaginario, de domesticarla o de permitir que nos reconstruya. Se toma un texto y se inicia un camino que puede no tener destino, pero que narra ese otro que no somos, que no fuimos pero que secuestramos en las lecturas. Secuestrar quizás no es apropiado, pero son las palabras que bombardean nuestro tiempo. El fractal se recompone de forma imposible, solo para un segundo que no termina y que ya no dejamos escapar.

miércoles, 3 de octubre de 2012

Palimpsestos espaciales

Proyecto Gehry-Mirvish, Toronto 2014


Cuando se escribe un texto no solo se emplea un papel en blanco, o ahora una pantalla vacía, se utilizan textos que recorren la cabeza del escritor, palabras que se han ido juntando y trasponiendo, remplazándose hasta creer llegar a una destino final. Este texto escrito se corrige, al margen, tachando, sobrescribiendo,  suprimiendo si se quiere. Sin embargo algo de ese texto inicial se resiste a ser abandonado dejando mas adelante campo para la revancha o el error. Un texto definitivo es un texto que puede ser cambiado, utilizando la capa de una escritura anterior: el Códice Selden de los Mixtecas con huellas de escrituras borradas, palimpsestos; los monumentos de piedra Zapotecas y Mayas, que fueron enterrados, mutilados o movidos para recontar una nueva historia. Palimpsestos: manuscrito antiguo que conserva huellas de una escritura anterior borrada artificialmente. ¿Qué puede quedar en la arquitectura, en una construcción sobre las ruinas de la precedente? Física y espacialmente podría ser nada pero a nivel de imaginario, individual o colectivo: mucho, ¿demasiado? ¿Palimpsestos? Leo sobre el proyecto de construcción de tres torres de apartamentos para el centro de Toronto con el sello de Frank Gehry-David Mirvish. ¿Quién se puede negar? Una escritura/proyecto nuevo que se erige sobre la destrucción de lo prexistente, nada nuevo: el olvido del teatro Princess of Wales de 1993. ¿Qué puede hacer este ante un proyecto de 85 pisos de apartamentos? No se la historia del teatro para aumentar mas dramatismo al asunto, solo del prestigio de Gehry, la inexorable llegada de la modernidad y el imaginario que se queda en las mentes de los ciudadanos que crecen, se multiplican y mueren. El proyecto puede no ser malo, su impacto de seguro tampoco, lo único que se pide es que se debata y se despida lo que lentamente se va y que lentamente no volverá.


Princess of Wales theatre, Toronto 1993

miércoles, 26 de septiembre de 2012

El otro diluvio





Esta semana he oído y leído historias sobre el diluvio, no solo el diluvio que leemos en La Biblia, proveniente del Pentateuco judeo-cristiano (antigua Mesopotamia), sino también los diluvios provenientes de las Metamorfosis de Ovidio (la Roma de Augusto), del Popol Vuh de la región del Quiché (Guatemala) y de los Ritos y tradiciones del Huarochirí de la costa/sierra central del Perú. Todos guardan conexiones o coincidencias como si pudieran quizás ser una misma historia, posible o no geográfica y temporalmente, pero unidos en forma de mitos e imágenes que nos llegan desde las lecturas infantiles. La historia del diluvio se repite, como un pequeño fractal en algunos casos y que vemos a través de los noticieros o a través de la conectividad de nuestros computadores, celulares o tabletas. Del otro diluvio que quisiera traer voy a transcribir palabras que lo han narrado, ejerciendo la libertad del lector y escribidor para tomar las frases del relato impreso, escogerlas, saltearlas y ponerlas como si estuvieran originalmente unas al lado de las otras: la destrucción del relato o la invitación caótica de su lectura; haciendo énfasis en que he escrito invitación caótica y no lectura caótica.


… sopló un viento espeso y oscuro que barrió en una amplia vuelta redonda el polvo y la dura yesca de mayo. Entonces llovió. Y el cielo fue una sustancia gelatinosa y gris que aleteó a una cuarta de nuestras cabezas. Llovió durante toda la tarde en un solo tono. En la intensidad uniforme y apacible se oía caer el agua como cuando se viaja toda la tarde en un tren. Pero sin que advirtiéramos, la lluvia estaba penetrando demasiado hondo en nuestros sentidos. La tierra áspera y parda de mayo se había convertido durante la noche en una sustancia oscura y pastosa, parecida al jabón ordinario. Y así lo hicieron, mientras la lluvia crecía como un árbol inmenso sobre los árboles. Vi a mi padre sentado en el mecedor, recostadas en una almohada las vértebras doloridas, y los ojos tristes, perdidos en el laberinto de la lluvia. Estábamos paralizados, narcotizados por la lluvia, entregados al derrumbamiento de la naturaleza en una actitud pacífica y resignada. Aterrorizada, poseída por el espanto y el diluvio, me senté en el mecedor con las piernas encogidas y los ojos fijos en la oscuridad húmeda y llena de turbios presentimientos…


Para los interesados en leer sobre los cuatro diluvios, dejo aquí este enlace: http://lamaquinacultural.wordpress.com/2012/09/27/la-gran-inundacion/

Para los que quieren leer, releer o completar el caos del relato desordenado, les dejo este enlace del Monólogo de Isabel viendo llover en Macondo (1955):

Exterioridad y conectividad de poesías



Marilyn Monroe (1926-1962)



Recorriendo textos, nombres, fechas y hechos se encuentra la poesía de Ernesto Cardenal (Nicaragua, 1925), quien juega con sus palabras y lo que vemos a través de ellas. Lo leemos superponiendo una mujer rubia que nos deslumbra aún en la pantalla con el rostro que reconocemos de Marilyn Monroe y la mujer que soñó ser estrella de cine. El poema se titula Oración por Marilyn Monroe. No es este el poema que transcribo, acaso es lo que pudo haber escrito ella si su muerte realmente hubiera sido un suicidio:


Adiós.
Salgo como de un traje
estrecho y delicado
difícilmente
un pie
después despacio
el otro.
Salgo como de bajo
un derrumbe
arrastrándome
sorda al dolor
deshecha la piel
y sin ayuda.
Salgo penosamente
al fin
de ese pasado
de ese arduo aprendizaje
de esa agónica vida.

(1961)...
...solo la fecha, un año antes de su muerte. La autora no fue Marilyn, tampoco Cardenal, fue otra mujer que apenas voy conociendo y a la que llegué a través de las novelas y cuentos de su amante, el escritor no profesional de apellido Onetti.

miércoles, 19 de septiembre de 2012

Las Máscaras


Untitled (Three women´s faces) 1964, Daniel Broadbender 


En un blog leí que etimológicamente, persona significa máscara y que vivimos rodeados de máscaras, algunas más burdas que otras, pero todas falsas al fin y al cabo. A Eric Rohmer no le importaba contar la realidad en sus películas, solo le bastaba con contar la versión de dicha realidad a través de la percepción de cualquiera de sus personajes, y creo que en definitiva es lo mas sano y sensato, pues la realidad de una historia no existe, o mejor, existen tantas realidades como máscaras, y tantas máscaras como personajes de dicha historia. 

En este verano empecé por tratar de terminar de leer un ensayo de Vargas Llosa sobre la narrativa del escritor Uruguayo Juan Carlos Onetti, un largo ensayo publicado bajo el titulo El viaje a la ficción (2008), una lectura que en medio de sus virtudes y defectos me llevo a leer, sin ningún tipo de pretensión o prisa, algún relato o novela corta de Onetti, reencontrándome con mi segunda lectura de El Pozo (1939), en la cual encontré nuevas claves y de seguro nuevos malentendidos. 

Las máscaras en Onetti pueden ser infinitas y caprichosas, como la intención de Eladio Linacero que en El Pozo nos comparte su obsesión y necesidad imposible de reproducir un hecho pasado, de volver a estar "donde se estuvo" para, como dice atrapar el pasado y recuperar a la Ceci perdida, la que ahora duerme a su lado pero con una máscara diferente. Eladio pretender despertar aquella noche a Ceci para llevarla, sin explicaciones, a la misma calle donde se vieron antes de casarse, para hacerla caminar y venir hacia él como aquella vez. Ceci sin comprender nada lo hace, camina una y otra vez, se va y regresa, pero ya nada es igual, no tiene la misma cara, no piensa lo mismo. La derrota de Eladio se repite una y otra vez en la narrativa de Onetti, se repite en el relato Un sueño realizado (1941) y en muchos más, así como se repiten a veces los sueños, las personas, los odios, los amores y las lecturas. 

La segunda lectura de Onetti no es la segunda, es realmente la primera y siempre se mantendrá así.
Eric Rohmer podría haber filmado alguna historia Onettiana, acaso si no hubiera sido tan receloso por trabajar sobre sus propias historias o tan desconfiado para girar sobre sus propias máscaras.

Dos preguntas sobre fantasmas: ¿Existió Don Quijote?, ¿Existe Latinoamerica? dos preguntas que escuché esta semana y sobre las cuales pienso en una posible respuesta de que seguro es falsa: Existe Santa Maria o Santamaria, aquel lugar cercano al Río de la Plata donde regresan y caminan los personajes de los que escribió Onetti, aquellas máscaras que ya que su relator se ha ido, caminan una y otra vez sin el cuidado o la preocupación de repetirse en un libro muerto.


Juan Carlos Onetti ( 1909-1994)

domingo, 6 de mayo de 2012

Norah Jones y los sueños





Norah Jones - Happy Pills (Little Broken Hearts)


En el año 1999 Florence Thomas publicó en el diario El Tiempo un articulo titulado Ojos bien cerrados, refiriéndose a la película de Stanley Kubrick del mismo nombre Eyes wide shut (1999) para hablar de los sueños y de los fantasmas que nos permiten vivir vidas diferentes a las que llevamos, como si fueran una ventana por donde vemos caminos que no se tomaron; una ventana por la que se mira Nicole Kidman al mirarse desnuda frente al espejo imaginando ser otra mujer. Este articulo y el más reciente disco de Norah Jones crean algunas relaciones disimiles que confluyen para mi.
La primera, por supuesto, el disco de Norah Jones y su caratula donde retoma el poster de la película de Russ Meyer Mudhoney (1965). Jones explica que dicho poster era uno más en el estudio de grabación, y que día a día se detenía más al verlo y pensar, leer o soñar en la mirada de esa mujer misteriosa del poster, tratando de descifrarla e imaginando poder ser ella. Aquella película de Meyer cargada de erotismo para algunos y pornografía para otros, donde la chica del poster, Antoinette Christiani se pasea con sus pechos voluptuosos en medio del maltrato de su marido y la atracción por la llegada de un desconocido que trabaja para su tío; inspiró de igual forma al grupo musical de Seattle conformado por Mark Arm que junto a Nirvana definieron el movimiento Grunge durante la década de los noventas, el nombre de dicha banda no podría ser otro que el mismo Mudhoney. La mirada algo diabólica de la mujer del poster no guarda ninguna relación con la cara serena de la mujer del cuadro de Klimt The Bride (1917/18) que sirve de caratula de una novela que me encontré abandonada en un pasillo de la universidad. Dicha novela de 99 páginas se llama en ingles Dream Story (en alemán Traumnovelle) de Arthur Schnitzler (1926), y corresponde a la historia que inspiró el guion que escribieron Kubrick y Frederic Raphael para filmar Eyes wide shut. En ambas historias el hilo de los sueños tiene un peso relevante, pues en Eyes wide shut y Dream Story las fantasías sexuales, las aventuras que suceden en los sueños y las posibilidades que no sucedieron moldean la historia de los personajes. La chica del poster, Antoinette, no es Norah Jones, aunque ahora en la portada de su más reciente disco titulado Little Broken Hearts (2012) se parezcan y jueguen a ser la misma; Norah Jones sueña a Antoinette, así como la Kidman se sueña en otra historia que libere sus deseos sexuales o le traiga algunas de las caras placenteras que pertenecen al cuadro de Klimt. Quizás lo mejor para terminar e iniciar con dichas relaciones disimiles sea escuchar a Norah Jones mientras se recorre la lectura de Dream Story, pensando en nuevas relaciones que podrían llevarnos al rostro de Keira Knightley en la película de Cronenberg Dangerous Method (2011) sobre Freud (contemporáneo y admirador de Schnitzler), Jung y su relación con esta perturbadora mujer. Eyes Wide Shut, Dream Story, Dangerous Method y Mudhoney podrían incluir una mujer más, una que sueña ser estos personajes  y que en cierta forma podría coincidir con la vida que Norah Jones piensa a través del poster del estudio de grabación, aquella vida que existe a través de la maldad en los ojos de Antoinette y de la indefensión que al mismo tiempo se ve en ellos.


 Nicole Kidman (Eyes wide shut)


 Gustav Klimt, The Bride (1917/18)

domingo, 25 de marzo de 2012

Tabucchi



Ha muerto Antonio Tabucchi (1943-2012), escritor Italiano, no lo he leído aunque en mi imaginario como en el de millones de lectores su novela mas comentada se mantiene en mi cabeza con el titulo, lo que leo de ella y lo que me imagino algún día será mezclado y suplantado con las letras de la novela real de Tabucci: Sostiene Pereira (Anagrama 1994). Hace dos días escuché nombrar "mi territorio" como el lugar por donde transcurro, por donde ando, por donde vamos todos. El de Tabucci puede ser el lugar donde están sus libros, sus territorios, Italia, Portugal, España, acaso el resto del mundo a donde sus novelas llegaron antes que él.

De entre tantas reseñas que saldrán escojo esta publicada en 1999 por Lucia Magi:

Antonio Tabucchi, con la casa a cuestas

El italiano es la patria portátil del escritor, que guarda miles de libros en la vivienda de su infancia en la Toscana


Sostiene Antonio Tabucchi que lleva encima su casa, la puede esconder en el bolsillo de la americana y sacarla cuando más le complace, no necesita buscarla en un lugar preciso del mundo. Sostiene Tabucchi que su patria es portátil, sin peso alguno: es el italiano, el idioma en que piensa, sueña, escribe. Cabe imaginar entonces que el amplio escritorio de madera que domina su apartamento en el norte de la Toscana, con libros, papeles y una tacita de café humeando, sitiado por estanterías repletas hasta el techo, podría encontrarse igual de cómodo en su estudio de Lisboa o asomarse a un elegante bulevar parisino. En la campiña de Pisa, entre mar y colinas de mármol, el escritor italiano conserva la vivienda de su infancia, su "casa-madre". Sin embargo, pasa gran parte del año entre la capital portuguesa y la francesa. "Nací el 24 de septiembre de 1943. Aquella noche los americanos empezaron a bombardear Pisa para liberarla de los nazis. Mi padre, subido en una bici, nos trajo a mi madre y a mí hasta aquí, donde vivían los abuelos". Esta casa es un refugio, entonces como ahora, el lugar donde resucitar recuerdos, un sabor o un libro. Aquí guarda la mayoría de sus volúmenes. "Hay varios millares", dice entornando ojos y brazos: están en cada rincón, sólo la cocina se salva de la pacífica invasión. Estos libros, junto a las fotos de su mujer, hijos y nietos, vigilaban sus espaldas cuando escribió Sostiene Pereira (Anagrama, 1994), la historia del anciano periodista con predilección para las esquelas que le proyectó hacia la fama internacional, le valió un Premio Campiello, un Jean Monnet de la Literatura Europea e inspiró la película de Roberto Faenza con Marcello Mastroianni.

Narrador, ensayista, traductor -sobre todo del amadísimo Fernando Pessoa-, acaba de publicar Il tempo invecchia in fretta (El tiempo envejece deprisa, que Anagrama publicará en España en primavera). Cinco años después del monólogo Tristano muere, Tabucchi vuelve a investigar el límite de la vida. Los personajes, todos bastante mayores, miran hacia atrás, intentan sintonizar los recuerdos sobre algo que dé sentido a su existencia. Viven en nueve intensos cuentos, el formato literario más propio de una prosa que persigue la evanescencia del tiempo, su rebobinarse y romperse. Como ocurre en una vieja casa. Con un guiño pícaro y gentil, el escritor señala la dedicatoria de Rafael Alberti en la primera página de un libro, un retrato de Pessoa colgando de la pared, un esbozo del viñetista Tullio Pericoli, una caja de lata, regalo del hijo, un loro de madera, su fetiche. En cada cosa vigila un recuerdo, sostiene Tabucchi.

sábado, 24 de marzo de 2012

Mapa mental de una despedida

La Ciudad, xilografia, Frans Masereel (1925)

Esta semana pensando como vincular la película o la novela La virgen de los sicarios (1994) con el concepto de nación, llegué a una lectura titulada Narrar/leer/estudiar: La ciudad latinoamericana de Sarah Mujica, profesora de critica literaria de la Universidad Javeriana, donde se hace referencia al artículo del urbanista Kevin Lynch titulado The Visible shape of the shapeless metrópolis (1965), el cual enuncia que la propiedad de la ciudad es de los habitantes y no de los que teorizan sobre ella, o sea arquitectos, urbanistas, diseñadores, etc. Y donde se hace referencia al concepto del Mapa Mental que representa la imagen del espacio urbano que tienen los ciudadanos y que se forma a través de los recorridos y usos que estos hacen de y en la ciudad. Leyendo esto me ponía a pensar en la Medellín de La virgen de los sicarios, una ciudad fragmentada, por supuesto, que solo se nos muestra a través de los recorridos que de ella hace el gramático Fernando Vallejo a su regreso después de 30 años de destierro. Ese recorrido en una ciudad que apenas de despierta después de esa pesadilla que fue Pablo Escobar y que no se acabaría del todo, es un recorrido salpicado de sangre dejando claro que Colombia no tiene posibilidad de redención y que lo mejor es su destrucción, en palabras de Vallejo, por supuesto. Pero lo que me interesa no son los comentarios tremendistas del autor, que a pesar de todo dice que ataca a Colombia porque la ama, y quiere que muera para que deje de sufrir. Para mi es solo un llamado de atención a los poderes que nos gobiernan, en todos los sentidos, y una invitación a querer el territorio donde nacimos. En definitiva una muestra de amor de Vallejo.

Benedict Anderson en su celebre libro Comunidades Imaginadas (1983) nos habla del concepto de la nación a la que pertenecemos de acuerdo a la capacidad de imaginarnos inmersos en una comunidad, donde nos une la lengua, las costumbres y el sentirnos participe de idearios comunes. Entonces pienso en la comunidad a la que pertenecen aquellos sicarios de Vallejo y como dibujan su ciudad y me doy cuenta que pertenecemos a territorios diferentes, con espacios urbanos disimiles que pueden confluir en los momentos oscuros de violencia que cada ciudad posee. Como cuando la violencia confluye en Cali en el espacio urbano de los que queremos, obligándonos a despedidas y ausencias que de forma natural deberían producirse veinte o treinta años después. El escenario puede ser el mismo pero el mapa mental difiere, no es la misma ciudad donde se asesina que la misma ciudad donde se vive, las cuatro paredes donde encuentran un cuerpo muerto no pueden reproducir  y generar la misma abstracción y sentimientos que horas antes producían para la victima, aquella que dibuja su espacio personal, intimo y sagrado donde se siente protegido por los dioses y demonios que ve y conviven en su interior. La imagen que tenemos de una pila de libros leídos y recreados en estas cuatro paredes no será ya la misma una vez la muerte ha entrado y se ha ido con la certeza de la impunidad.

Creo que ya no me interesa en este escrito integrar la película con la nación, ni la ciudad con la comunidad imaginada que cada quien lleva junto con sus sueños y temores; ahora solo me interesa tratar de comprender lo difícil que se ven las despedidas cuando se está a miles de kilómetros de Cali, cuando no se puede estar allí para retener el olor de la ciudad, el movimiento de las hojas o la memoria de nuestro recorrido por las calles y aceras que nos llevan a esa ultima despedida y que nos pertenecerían por siempre de forma irrepetible y exclusiva.

¿Cómo funcionan las ciudades en la vida real? Es el titulo de una entrada del blog de Anatxu Zabalbeascoa titulado Del tirador a la ciudad, donde se hace referencia al trabajo de la activista y teórica del urbanismo Jane Jacobs y su libro Muerte y vida de las grandes ciudades (1973) ó Muerte y vida de las grandes ciudades americanas (?) que viene a ser la defensa de la ciudad no proyectada. Ella escribía sobre la población de las grandes ciudades, conformada esta por una mayor cantidad de personas desconocidas que conocidas, sobre la existencia de mas extraños que habituales, como una reunión social donde termina por aparecer la barbarie y la inseguridad real – no imaginaria – que mantiene a los ciudadanos recorriendo siempre la ciudad que les parece más segura, construyendo un mapa ya no por aventura sino por miedo y precaución. Me pregunto: ¿Y que sucede cuando no solo nuestras aceras, calles, antejardines, postes, porterías, tiendas y escaleras se vuelven inseguras, sino también el espacio donde nos recluimos cada noche para perdernos en nosotros mismos, para convivir y confrontarnos con nuestros secretos? Entonces ya no solo la ciudad de nuestros recorridos se vuelve ajena, sino también casi nuestra propia cama. La seguridad de nuestras ciudades no debería depender de la fuerza policial, sino de sus ciudadanos, conocidos o extraños entre si, como una comunidad imaginada y cohesionada.

Ha muerto alguien en Cali en su propio espacio seguro y tranquilo, por personas que no le eran del todo extrañas, pero Cali se levanta al siguiente día ignorando la violencia que lleva por dentro y que la relaciona con la Medellín de Vallejo, y pareciera que al igual que en la película o en la novela su muerte fuera una muerte mas inserta en las estadistas de un departamento gubernamental, pero aún hay personas que sienten su muerte, que maldicen hasta la ciudad que nos pertenece y que imaginan un ultimo encuentro imposible desde la misma Cali asesina o desde cualquier ciudad donde el nombre de la victima sea nombrado.

domingo, 5 de febrero de 2012

Sobre las lecturas recomendadas




Aunque todos los días recibo un correo con los titulares del periódico El País de Cali, la verdad es que poco lo leo, quizás porque el contenido que encuentro no me atrae, y desafortunadamente pretendiendo ser local en medio de este mundo hibrido y globalizado, encuentro que la información que requiero de Cali la puedo encontrar a través de los enlaces que mis amigos o los amigos de estos postean en Facebook (y eso que soy un usuario pasivo de la red, de esos que no suben contenido ni colocan frases en su estado). Entonces resumo mis fuentes informativas online a dos diarios: El Espectador (y no El Tiempo por su bonito pero inadecuado diseño virtual que pretendiera obligarme a leer…debes saber, debes hacer, debes leer...) y El País de España. Y extrañamente hoy decido no borrar el enlace de El País de Cali y leo una entrevista publicada en la Gaceta del domingo a Alejandro Zambra (quizás la Gaceta es lo único bueno del periódico), escritor chileno que visitó Cartagena en el marco del Hay Festival. Zambra, crítico literario, poeta y narrador, y a juicio de buena parte de la crítica literaria latinoamericana (si es que existe) uno de los mejores escritores de nuestra región en la actualidad. Tres novelas cortas, de esas para los que no pueden o podemos (?) perder tanto tiempo leyendo ficción, forman parte de su obra en prosa: Bonsái (2006), La vida privada de los arboles (2007) y Formas de volver a casa (2011). Para cerrar el tema de Zambra las noventa y tantas páginas de Bonsai podría ser una buena forma de iniciarse en su lectura. Mientras escribo esto suena Death Cab for Cutie con Codes and Keys, que ya había escuchado en una banda sonora de Six Feet Under con Transatlanticism, y antes lo que ya nos queda de REM con We all go back to where we belong con la única imagen de Kirsten Dunst en su video. Pero a lo que me lleva la entrevista de Zambra es su comentario sobre La mansión de Araucaima, que curiosamente releí hace apenas algunos días, tratando infructuosamente de encontrar alguna vaga relación entre el personaje de la Machiche y la Celestina. Pero releyendo a Mutis y siendo consciente que es poseedor de uno de los mejores títulos de novela: Ilona llega con la lluvia, y que su mejor obra (según la critica de nuevo) no la he leído: La ultima escala del tramp steamer, a pesar de haberla comprado un mediodía caleño de diciembre de 2002 en la plaza bolívar; pienso en las modas, y en las modas literarias, que como cualquier moda llegan y se van y regresan o no regresan nunca. ¿Quién lee a Mutis ahora?, cuando durante la década de los noventa la casi desaparecida Editorial Norma y su colección La Otra Orilla le publicaba casi una novela por año, quien lo lee ahora? Mejor no preguntarse más sobre nuestras lecturas, que el mercado editorial es quien se preocupa por ellas, por ejemplo ahora se “debe” leer a Juan Gabriel Vásquez (El ruido de las cosas al caer) por Colombia, Jonathan Franzen (Libertad) por Estados Unidos, Javier Marias (Los enamoramientos) o Michel Houellebecq (El mapa y el territorio) por Europa y Haruki Murakami (1Q84) por Asia. Alguien podría decir algo sobre Cela o García Márquez, o el Vargas Llosa que ya pasó el año pasado? ¿Y quien era Camilo Jose Cela?¿Acaso alguien se acuerda? Creo que sería más extraño e inquietante ver reseñas y recomendaciones por lecturas de textos fuera de moda, por ahora me quedaría con dos: el libro de relatos Mi Alma en China de la escritora inglesa Anna Kavan (1901-1968) y un libro de poesía como La Señal del mexicano Jaime Sabines (1926- 1999):

Yo soy, no soy, no he sido
más que un lugar vacío,
un lugar al que llegan de repente
mi cuerpo y tu delirio
y una apagada  voz que nos aprende
como un castigo.



Death Cab for Cutie - Transatlanticism

domingo, 30 de octubre de 2011

Letras...

 We all go back to where we belong  - R.E.M.

I dreamed what what you were offeringimagine lying next to meyou should, and your reputation talksI will write our story in my mindwrite about our dreams and triumphsthis might be my "innocence lost"i can taste the ocean on your skinthat is where it all begani dreamed that we were elephantsout of sight, clouds of dustand woke up thinking we were free
oh oh ohI can taste the ocean on your skinthat is where it all beganwe all go back to where we belongwe all go back to where we belongthis really what you wantthis really what you want
I can taste the ocean on your skinthat is where it all beganwe all go back to where we belongwe all go back to where we belongthis really what you wantthis really what you want

Primero el sonido...

martes, 25 de octubre de 2011

Love Lettering Project



En Niagara-on-the-Lake hay un café que se llama Balzac Coffee, allí no escribí nada aquella tarde de lluvia, pero ahora puedo pensar que si escribí algo. Aquella tarde llovió muy duro durante unos minutos, pero así como a veces sabemos o intuimos que algo por muy intenso que sea se va a terminar, así se sabia de antemano que aquella lluvia no duraría mucho. En esa tarde recibí por primera vez un café caliente en un vaso de vidrio, mientras los rayos de sol se iban mezclando de forma gradual con el olor de la tormenta que se ha ido. En la mesa donde me senté había un recorte de periódico, solo un pedazo de periódico recortado por alguien que ya no estaba. Pensé que ese artículo separado, extraído de todo el cuerpo del periódico era ya diferente, así las letras fueran las mismas, pues aquellas letras tenían o habían tenido un significado para alguien; y como si el hecho de recortar y separar fuera por naturaleza una recomendación de lectura, me fue inevitable el pasarlo por alto. El título del artículo: Delivering joy, one letter at time, cuenta que Amanda Geensen estaba caminando con su amiga de regreso a casa entre el área de Queen y Woodbine (Toronto) en junio cuando vieron a una mujer dejando un sobre en un dispensador de periódicos. Amanda pensó en lo raro que era esto y siguió de largo, pero al regresar y pasar por allí, tomó el sobre que solo tenía la palabra amor en él, lo abrió y dentro encontró un poema escrito para la playa, un poema dirigido a la playa: aquí viene la traducción de un fragmento que trataré no sea otro poema diferente al original en inglés, pero acaso una traducción no es una reescritura, una reelaboración?

Me encanta pues amplias la ciudad y ofreces ventanas al lago y conversaciones a extraños.

La mujer que dejó el sobre en el dispensador de periódicos era Lindsay Zier-Vogel de 32 años, y el poema fue uno de los casi 500 que ha dejado dispersos por toda la ciudad de Toronto durante el pasado verano y que forma parte de su proyecto Love lettering, el cual inició siete años atrás. La idea para este verano era preguntarle a la gente lo que les gustaba de la ciudad, resultando 65 poemas que escribió como su respuesta personal a dicha pregunta.

Nadie sabe quién va a recoger los poemas y nadie sabe quién podría tener problemas con ellos al encontrar uno de los sobres en el parabrisas del carro, problemas maritales quizás; y aunque me  hubiera gustado hallar uno de los sobres en el Balzac Coffee (una ubicación imposible para los sobres), por lo menos encontré el recorte de prensa y la historia.  Hace unos años me encontré en la Buitrera de Holguines, en Cali, un listado de un enamorado, un listado de las tres mujeres más bellas del mundo, la primera su novia, la segunda y la tercera: Madonna y Penélope cruz, pero la verdad es poco probable que once años después esta lista permanezca invariable, así es la vida, modificable y en algunos minúsculos momentos inmodificable también.


 Lindsay Zier-Vogel


jueves, 6 de octubre de 2011

Pijamas... esta vez no es un cuento que lo invento yo.


Babásonicos - Mucho (2008)


Cuando debería estar haciendo otras cosas, me pongo a escribir sobre una canción que encontré hace como un año atrás en la biblioteca pública… llevo escamas tuyas en mi piel, pero no es esta, aunque también podría ser. Como siempre no es un canción muy nueva, del año 2008, del grupo argentino Babasónicos que lleva más de 20 años tocando pero que la omnipresencia de Soda y Cerati han obnubilado para mí todo este tiempo. Quizás fue la mañana en que vendados los dos descubrimos como eran las cosas y sin abrir los ojos nos teletransportamos adonde desearíamos estar, es otra de sus letras pero no la mía. Siempre he pensado que lo más cercano a un sueño son los videos musicales, donde las imágenes se suceden, se sobreponen unas a otras sin a veces una secuencia lineal; y entonces veo hoy por primera vez el video de Pijamas, la segunda canción del noveno trabajo discográfico de Babasónicos editado hace tres años con el nombre de Mucho, veo una banda cantando al frente de una rebaño de ovejas y me acuerdo, sin sentido tal vez, y con perdón de Don Luis Buñuel, de su película de 1962 El Ángel Exterminador, aquella que se resistía a filmar en México pues decía no poder encontrar allí el tipo de servilletas que encontraría en Londres o París para ambientar el ambiente burgués de su historia. En esta película producida por Gustavo Alatriste, se remarca una vez más uno de los temas recurrentes en la filmografía de Buñuel, la sociedad burguesa y su decadencia, y más que la sociedad burguesa la incapacidad del hombre por comunicarse, por creerse y por reconocerse en un mismo mundo inacabado. El tema: después de una cena en la mansión de la calle Providencia, el grupo de comensales pertenecientes a la alta burguesía encuentran por una razón, inexplicable para ellos y para el espectador, que les es imposible salir de aquella casa, forzándose a convivir durante varios días y exponiendo mutuamente la hipocresía, el egoísmo y la maldad que genera dicho encierro y el deseo de supervivencia individual. Nadie es capaz de salir, nadie se comunica para hacerlo, y en medio de esta historia, Buñuel se recrea filmando secuencias que pudieran parecer errores de edición: dos entradas de los invitados a la casa, dos entradas que muestran lo mismo pero que son diferentes, dos huidas de los criados apenas se inicia la película, en fin, una serie de repeticiones que le permiten jugar como si fuera un sueño o un trance hipnótico, llenando la mansión de corderos y de un oso que deambulan por la casa sin un sentido explicable; a lo que Silvia Pinal decía: “solo Don Luis sabía el significado del oso, ningún otro de nosotros sabíamos que sentido tenía el oso en la historia subiendo las escaleras y merodeando por los cuartos”. Todo esto me llevó el video de Babásonicos nada comparable con la obra de Buñuel, pero conectado para mí como se puede conectar un poema de la Storni con la voz de una mujer que habla en la radio y lee las ultimas frases que recita la Verdú en Y tu mamá también: “la vida es como la espuma, por eso hay que darse como el mar”… Más letras de Babásonicos: desconfío que me entiendas de verdad… y la verdad es que te amo. Suenan las letras en medio de la noche, antes del amanecer, cuando todos están dormidos, menos yo que también creo estarlo; y todo esto para escribir la estrofa de Pijamas que realmente conecta con una historia diferente que apenas trato de imaginar: por mi cama pasa un rio, y en el rio un rebaño abreva el sol y un pastor inmóvil sentado a tus pies me canta, me canta.

Por única vez, te pido que entiendas que este no es un cuento que lo invento yo…  


domingo, 2 de octubre de 2011

Secreto para una noche... y un amanecer.



Alba y Natasha se encuentran en Roma, y aunque es un remake basado en la película En la Cama del chileno Matías Bize y quizás no la mejor película de Julio Medem (algunos la han calificado de cursi, impúdica y desbocada), hay cosas que nos acercan a la historia, aunque esta no sea nueva o mejor dicho, nos transporte con demasiada facilidad a historias anteriores. Alba y Natasha son las protagonistas de Habitación en Roma, o del titulo más sonoro en ingles Room in Rome, la primera película filmada en ingles del director español. Al buscar criticas de la película en internet se empiezan a leer aquellas desfavorables que invitan a pasar por alto los 109 minutos de una relación intima, sexual y secreta de estas dos mujeres que tienen destinos diferentes y vidas diferentes, pues cuando salgan de la habitación del hotel donde se han encontrado, Alba continuara su vida en España al lado de sus dos hijos y Natasha contraerá nupcias en Rusia en las próximas semanas; por lo cual este encuentro es un descubrimiento y una despedida, así como una invitación a compartir 12 horas de su vidas sin el temor de sus palabras. Para mi, más que descubrir otro fracaso del cine de autor de Medem, como dicen algunos, y mas después de la desilusión de Caótica Ana, fue escuchar por primera vez a Russian Red, la cantante indie española que integra la banda sonara de la película. La canción: Loving strangers, que podria contar lo que Alba y Natasha no se alcanzaron o fue innecesario decir, muestra la sinceridad y las pequeñas mentiras de la despedida, cuando seguramente sabiendo que no volverán a verse, deciden guardarse mutuamente en el recuerdo que trae el viento, los olores del cuarto, la noche que se ha ido con ellas, y la risa, los dientes que ambas se recuerdan y que observan a media luz cuando cierren sus ojos en sus vidas separadas.



Loving Strangers - Russian Red

jueves, 15 de septiembre de 2011

La Piel Suave


Francoise Dorleac (1942-1967)

Llevo ya más de un año escribiendo un cuento, cuando debería de ser algo de días o a lo sumo meses, este es un cuento que trata de cerrar algo que quedó abierto en la novela que terminé de escribir en Enero de 2010 y que pasa por una mujer que ya llegando a sus cuarenta años empieza a repasar los errores y no errores de su vida, que vive o ha vivido como todos nosotros, obsesionada con algo, que siente que no ha sido querida tanto como ha querido, y que al final se da cuenta, contra todos sus miedos, que debe estar sola. La historia nace de una carencia de la novela, quizás de un tecnicismo y se enfoca nuevamente en la Dorleac, en el cine y en las mentiras. Este cuento, el más largo de una serie que lleva por título El Vals, termina para mí una etapa y abre otra, una donde espero que las historias sean más precisas y quizás más sinceras. El cuento tiene un título, y es el único de El Vals que lo lleva; el cual lo tomé prestado de una película de Truffaut de 1964 donde la Dorleac hace el papel de una amante que creyó ser amada y que por voluntad propia decidió, en un dialogo de 2 minutos, despedirse de su amante para siempre. El amante terminaría asesinado por su esposa mientras cenaba solo en un restaurante atestado de personas que servirían de testigos para un juicio innecesario. El título de la película: La Piel Suave. La Peau Douce. The Soft Skin. Mi personaje, el personaje de mi cuento: Nicole, está obsesionada con la Dorleac, con La Piel Suave, con el desamor y la incomunicación de la Dorleac y con los deseos frustrados de ser actriz de cine. Ella pasa por unos errores que se niega a aceptar y al final decide engañarlo a él, a su pareja, y engañarse ella misma inventándose una infidelidad inexistente y obligándose a ser abandonada. Nicole comete así su propia forma de suicidio, una forma extraña de comenzar de nuevo en una etapa de su vida donde sus recuerdos se acumulan más que los años. Mi personaje Nicole, puede tener los ojos de la Dorleac y su forma de bailar, tiene también la imagen predestinada de su muerte, que cree será en medio de un accidente automovilístico que obviamente no sabe cuándo sucederá, y mientras todo esto llega se convence a si misma que nada ha sido un error; y piensa después de quedarse sola, que sus desilusiones, así, desilusiones en general, la han llevado a una colección de cosas difíciles de agrupar o siquiera de nombrar sin que su mente pasee entre la lujuria y la tristeza de una mujer bella que desaparece cada día más.


domingo, 14 de agosto de 2011

El libro de la portada de Catherine



El 24 de Septiembre de 2009 efectué una orden por Amazon de un libro que dejé en Colombia: Belle de Jour de Joseph Kessel. La edición que tenía en Cali la compré en una de las ferias del libro usado que hacía la extinta Librería Atenas (ahora me dicen que subsiste y cambió de nombre por Alejandría) en la plazoleta de la Gobernación, la fecha de compra fue Mayo 2003 y la anterior dueña del libro Ana Lucia Janer G., lo cual se por el sello con su nombre en las primeras páginas. Esa edición usada de tapa dura de Círculo de Lectores de color marrón traía la figura de una mujer-muñeca morada en su portada, una mujer-muñeca desarticulada cayéndose, con las letras del título de la novela sobre sus pies y el nombre del autor sobre su torso; una edición en español por supuesto. Luego ya acá en Canadá y con la necesidad de elaborar un trabajo comparativo de un libro llevado al cine, escogí este libro de Kessel impreso en 1928 por primera vez por la prestigiosa editorial francesa Gallimard y la película homónima que hizo Buñuel en 1967 con Catherine Denueve y Michel Piccoli. Fue entonces cuando saqué de la biblioteca pública la película que solo estaba disponible en VHS y la pasé al formato DVD para poder tenerla y verla sin pensar en la fecha de devolución; y entonces ese 24 de Septiembre solicité por Amazon el libro por $7.95 dólares canadienses que con los gastos de envío e impuestos se convirtieron en $14.55. Cuando llegó el libro empacado en su caja de cartón me quedé extasiado al ver su portada con el perfil de la Denueve en su papel de Severine cerca al orificio de la pared por donde espiaba las relaciones que ocurrían en otros cuartos, la Severine vouyerista de Buñuel, la Severine con su cabello suelto, sus cejas definidas y la ausencia de aretes. Se lo mostré a Nancy y ella, más práctica, notó lo más importante: el libro estaba impreso en francés, el idioma en que lo escribió Kessel, pero un idioma inentendible para mí. En ese momento extrañe la versión de la mujer-muñeca desmembrada de Círculo de Lectores en Cali; y aunque Nancy me sugirió de forma inmediata y natural devolver el libro y solicitar uno en inglés, el tema de los gastos de envío más impuestos arrojaban un balance económico desfavorable que harían inútil aquella devolución. Así que recordando mis primeras clases de economía a principios de los noventas referentes al valor de uso y de cambio, decidí quedarme con el perfil de la Denueve en su versión francesa y solicitar de nuevo a Amazon el libro en inglés, esta vez de la editorial Overlook Duckworth del año 2007 con la portada de una mujer semidesnuda, con una foto que solo dejaba ver la mitad de su cara, solo sus labios y su mentón: una mujer anónima que por lo menos a mí no me decía nada.
Leí Belle de Jour pensando en la portada de Catherine, y de igual forma tuve la oportunidad a través del familiar de una amiga de recibir desde Cali la versión en español del Círculo de Lectores que reposaba en la biblioteca de mi casa con el cumulo de libros identificados con stickers de colores de acuerdo a su importancia de envío, y que no pude traer en el viaje inicial. Vi la película por segunda vez, la primera fue en la cinemateca de La Tertulia en la primera y única cita a ciegas que tuve alguna vez de la que solo me quedo el recuerdo de la película de Buñuel y el nombre de mí desconocida pareja: Aura. Buñuel en su adaptación del libro quiso que su Severine de Belle de Jour jugara al final más con una historia relacionada con el sueño, con las posibilidades de una vida imaginada y no una historia tan racional como la de Kessel, la Severine de Buñuel es una mujer que sueña, una mujer que maneja sus deseos en secreto sin reconocer ninguna culpa, una Severine de carne y hueso y no una modelo de mujer arrepentida como la de Kessel. Como una anécdota queda decir que a Buñuel no le gusto del todo la novela de Kessel, le pareció un poco romántica y cursi pero con posibilidades de explotar en ella las historias que leía debajo de la trama escrita.

Finalmente la tarea quedó terminada y el libro con la portada de Catherine permanece así aún conmigo a sabiendas que hay un largo camino hasta el día en que pueda leerlo. Por ahora permanecerán conmigo las tres ediciones del libro, la española, la inglesa y la francesa y la película de Buñuel que se sumara a la otra película que protagonizara la Denueve para el mismo Buñuel en 1970: Tristana.


Catherine Denueve - Severine (Belle de Jour 1967)

La cara de Catherine, alguna vez la mujer más bella del mundo y la Marianne francesa entre 1985 hasta 1989, quedara para unos pocos, y cada vez más pocos, como la hermana menor de la Dorleac, Francoise Dorleac, una mujer menos fría y más espontanea que Catherine; como la hermana menor de la actriz que se perdió en un accidente automovilístico con solo 25 años y que fue la que llevo a la distante Catherine al mundo del cine. La cara de Catherine quedara entonces para mí como el rostro que exigió Buñuel en la cama después de atender sexualmente a un cliente en Belle de Jour, la cara con el más perverso y ambivalente gesto de satisfacción y que guarda una historia oculta omitida en la edición final de la película. O también la mujer detrás de un vidrio mojado, entre las gotas que tocan su mano y su cara de la portada que esta vez no nos mira.