Blog dedicado a escribir y reflexionar sobre cualquier cosa, como un ejercicio diario? semanal? mensual? Este es un cuaderno que me imagino rojo y que viaja desde Colombia hasta Canadá, y que ocasionalmente se queda en el mar Caribe, mirando hacia el mediterráneo y mirando desde la imposible fuente del parque del Peñón en Cali.
lunes, 30 de agosto de 2010
lunes, 23 de agosto de 2010
De Cali
Leyendo un correo que recibí con un enlace del periódico digital Con-fabulación, encontré una entrevista al escritor caleño Umberto Valverde que aparte de llamarme la atención por su escasa modestia (“Carlos Mayolo hizo Aquel 19, quizás su mejor película, sobre un guión mío que fue un producto síntesis de Bomba Camará. Si alguna vez alguien quiere saber cómo fue Cali consultará inevitablemente mis obras.”) Me llevo a pensar en una respuesta a la pregunta ¿Qué es Cali? Y esa pregunta surge al leerlo decir que es Cali para él: “Cali es una ciudad donde lo más apasionante es la cultura popular. La música, el baile, el fútbol, son culturas triunfantes, y no pertenecen a la cultura oficial, nacen de la marginalidad, y se convirtieron en íconos.” Y que no es Cali: “Hoy en día las escuelas de salsa se convirtieron en un símbolo de la ciudad aunque una de las señoras burguesas que han dominado la escena social de nuestra ciudad siempre ha declarado: Cali no es salsa.”
Entonces la pregunta puede tener el número de respuestas correspondientes al número de almas bendecidas, maldecidas o desoladas que dice el DANE (Departamento administrativo nacional de estadística) que viven en Cali (2.075.380 censo 2005), así como el número de almas afortunadas o melancólicas que han vivido y pasado por Cali y han tomado el camino de otra ciudad diferente. Pero si se trata de buscar referentes podríamos nombrar algunos, la Cali de Joaquín Caycedo y Cuero, el último alférez real, la Cali de los juegos panamericanos de 1971, la Cali del escritor Andrés Caicedo y los cineastas Mayolo y Ospina, la Cali, más cercana a mí, de los títulos de futbol del América y la plata inagotable del narcotráfico ( y es cercana a mi no por el narcotráfico sino por la gracia y la desdicha de ver a mi equipo perder tres finales consecutivas de la copa libertadores de América). La Cali ciudadana y cultural, salsera y grosera donde solo el más fuerte y menos sensato parece poder sobrevivir. Cali es una ciudad que cada vez pareciera que le importara a menos personas, a menos caleños, donde los gobernantes son elegidos gracias a un plato de comida, gobernantes que antes de concluir su mandato terminan compartiendo el lugar común de la destitución y la deshonra.
Hay un blog titulado la bobada literaria que me divierte y donde por casualidad encontré esta definición de Cali:
Cali: Si quiere saber qué es ser colombiano debe ir a la Sultana del Valle. Allí conocerá algunos de los mayores índices de pobreza y desempleo del país y ejemplos de inconsciencia política como la elección de locutores de radio y ciegos corruptos para la Alcaldía o guapetones hijos de parapolíticos para la Gobernación. También es la ciudad del escritor Andrés Caicedo, tal vez el primer hipstercolombiano, y de un movimiento cinematográfico tan sobrevalorado y egocéntrico que le pusieron Caliwood. Aunque la leyenda dice que la llaman "La sucursal del cielo" porque sus mujeres son como ángeles, eso no es cierto: la silicona y el bótox las ha convertido en inmundos demonios. En realidad le dicen así por la cantidad de gente que mandan anualmente a la eternidad. Es más, le queda mejor el apodo de "La sucursal del suelo".
Se puede y quizás se debe no estar de acuerdo con lo escrito en la bobada literaria; como a ratos me sucede a mí, pues particularmente para mi Cali es mágica y no solo de mágicos, es una ciudad que atardece fresca desde el cerro de San Antonio o desde el mirador ignorado de la loma del barrio El Bosque, es una ciudad atemorizada y acostumbrada a la muchedumbre de carros y motos que se afanan y se pelean sin ningún control, una ciudad que madruga a misa y que se trasnocha con la salsa arrinconada por el reggaetón y el vallenato y la parodia de ley zanahoria que se desdibuja y desaparece en las fronteras de la ciudad. Para mi Cali fue por muchos años el recorrido de los buses Blanco y negro, Coomoepal y Azul plateada por la calle 5, avenida sexta y los barrios del norte y del sur que frecuentaba. Para mi Cali era subir por el barrio El Bosque a pie después de venir desde La Buitrera bajando por Holguines. La Cali que retrata El País y El Caleño existe, así como la Cali que contaba el diario El Pueblo y que aun cuenta el moribundo Diario Occidente. Entonces la Cali de la bobada literaria es cierta y falsa en algunos días. Como siempre al final depende de los caleños y no caleños escribir día a día que es Cali, que ha sido o que será Cali el día de mañana, sin importar si tenemos a la mano o no algún libro imprescindible de Umberto Valverde.
Fuente Barrio El Peñón
miércoles, 11 de agosto de 2010
Del lado de la poesía
Un recorrido por el mar de Buenos Aires y Montevideo, que acaso es el mismo? Un recorrido de principios de los años noventas, donde los problemas de América Latina eran acaso los mismos de hoy. Poemas de Mario Benedetti, Juan Gelman y Oliverio Girondo recreando una historia de búsqueda, donde la vida se puede vivir a través de la poesía, donde las cosas, el valor de cambio de las cosas, se obtienen mas allá de los billetes; donde lo más preciado que se puede tener es la vida y la ilusión de tener con quien compartirla. Todo esto en la producción argentino canadiense que hizo posible llevar a cabo esta película de Subiela: El lado oscuro del corazón. Solo dos cosas más para decir de tantas que habría que decir de esta película que algunos entienden como cine arte.
Una: que no deja de sorprender y de encerrar todo el contenido de la película el bello epígrafe escrito sobre una pantalla negra con que se inicia esta: La pelota que arrojé cuando jugaba en el parque aún no ha tocado el suelo. Dylan Thomas.
Dos: el poema No te salves extractado del libro Poemas de Otros de Benedetti que fue publicado por allá en el lejano año 1974 y que aún nos invita a tomar riesgos y a vivir la vida.
miércoles, 9 de junio de 2010
Primera mirada a Jean Seberg
Jean Seberg 1961
Leyendo El Tiempo en el año 2002 ó 2003 en la época en que trabajaba como analista de crédito en el Banco de Bogotá, leí un artículo corto titulado “La estabilidad feliz de Eric Rohmer”, y aunque no sabía nada de este director francés ni había visto cine francés en profundidad, el articulo me atrajo tanto que permaneció varios años pegado a mi mural frente a mi puesto de trabajo. Solo hasta el año 2008 cuando me radiqué en Canadá, me encontré viendo los seis cuentos morales de Rohmer, y después de estos las dos primeras películas de Louis Malle, y más tarde Jean-Luc Godard y Breathless. La primera vez que vi Breathless debo admitir que no me gustó su voz en off del inició, ni a un Jean Paul Belmondo dirigiéndose a la cámara; pero al final el haber tenido la delicia de conocer a la Seberg, 30 años después de su muerte, justificó para mí los noventa minutos de la película. La cara angelical y los hoyuelos nacidos de su sonrisa me hicieron leer más sobre ella y su trágica muerte ocurrida un 8 de Septiembre de 1979. Su muerte solo pudo ser confirmada, diez días después de su desaparición en medio de un verano parisino de finales de la década de los 70´s, al ser encontrado su bello cuerpo descompuesto y maloliente envuelto en una cobija azul que Carlos Fuentes dice haberle regalado. El diminuto pero no siempre frágil cuerpo de Jean Seberg se encontró en el interior de su Renault 5, después de permanecer una semana entera estacionado a pocas cuadras de su apartamento con la muerte adentro sin que nadie lo notara. Solo quedó una nota de suicidio escrita en francés para su hijo Diego y la imagen eterna de la Seberg mirando a la cámara, mirándonos, dibujando o cerrando sus labios con sus dedos para mirarnos unos segundos más y voltearse para siempre.
La nota se puede olvidar..., sus pensamientos aún se pueden leer:
La nota se puede olvidar..., sus pensamientos aún se pueden leer:
I run too fast,
I fly so high
I hit so hard
Too wide my eye
Too full my heart
Too deep my pain
So short the kiss…
Jean Seberg
miércoles, 19 de mayo de 2010
La Politica Colombiana
La primera y última vez que escribí algo relacionado con política fue por allá en 1992 ó 1993. Transcurría el gobierno de Cesar Gaviria Trujillo “La Revolución Pacífica” mientras estudiaba economía en ese cuatrienio de apertura económica. Recuerdo que había un ministro de comunicaciones de apellido Jaramillo que se vio involucrado en una polémica (nada excepcional) por unas narcofotos del año 1982 que lo mostraban descendiendo de una avioneta de propiedad del cartel de Medellín. Influido por esta noticia y mis primeros impulsos por encontrar, copiar, crear un estilo, escribí un relato titulado La sarta de las mentiras que ahora recuerdo haber surgido como la prolongación de un sueño. El relato que no he vuelto a leer desde entonces mostraba a un ministro encerrado en su casa, en su cuarto, negándose a abrir la puerta para ser llevado ante la justicia. Ya no recuerdo más detalles del relato, pero el titulo representaba y representa aún hoy para mí, la definición de la política, o por lo menos de la política colombiana que me ha tocado vivir; política colombiana que podría resumir así: empieza en el cuatrienio 1978-1982 con el insulso gobierno de Julio Cesar Turbay Ayala que con su incapacidad llevó a que Colombia se ilusionara en el año 1982 con el slogan del poeta de Amagá, Belisario Betancourt Cuartas, que terminó siendo un mal poeta y un pésimo gobernante. El slogan de “Si se puede” al final terminó siendo “No se pudo”, y obligó la elección en el año 1986 del gobierno del “cambio social” de Virgilio Barco Vargas, un liberal con máster y doctorado en economía en la universidad de Boston y el MIT (Massachusetts Institute of Technology) respectivamente, y que demostró con creces su ineptitud absoluta para hacerle frente al narcoterrorismo de Pablo Escobar. Para el año 1989 un país cansado y aburrido de los partidos políticos se encaminaba a votar masivamente por el eterno candidato rebelde que regresaba al partido liberal para ser presidente, un hombre que estaba destinado a ser el próximo presidente de no ser por la aún investigada confabulación Santofimio-Escobar o Escobar-Santofimio. El slogan de ese candidato era una pregunta? Un acertijo? Una opción? “Ahora o nunca”, y desafortunadamente para Colombia terminó siendo “nunca”. Con la indignación popular por el asesinato de Luis Carlos Galán el 18 de Agosto de 1989, el próximo presidente de Colombia sería cualquier nombre que designará el hijo de Galán al momento de su entierro, entonces la suerte le tocó a un político al que le faltaban por lo menos dos elecciones presidenciales más para aspirar por el solio de Bolívar; así fue electo Cesar Gaviria Trujillo: de carambola. Las siguientes elecciones fueron más sencillas y tristes, para el año 1994 Colombia votó por el candidato del partido liberal Ernesto Samper Pizano con el único propósito de impedir que el mediático (presentador de noticias) y superficial Andrés Pastrana Arango fuera presidente, así tuvimos el gobierno del “Salto social” y por ende del salto al vacío. Para 1998, y después de un cuatrienio de desprestigio nacional e internacional, Colombia vota a favor del superficial Andrés Pastrana Arango con el único propósito de impedir que el escudero de Samper, Horacio Serpa Uribe, fuera presidente y se premiara así la continuidad de un gobierno financiado por el dinero del narcotráfico. Para el año 2002 Horacio Serpa Uribe decidió facilitar las elecciones presentando por segunda vez su candidatura y obligando a los electores a votar por el candidato del Ubérrimo, el promotor de las Convivir, organización que desembocó después en las nefastas fuerzas paramilitares de Colombia: Álvaro Uribe Vélez. Para fortuna o no de Colombia, Uribe Vélez con todos sus errores y aciertos, con todos los escándalos que nunca han faltado en los gobiernos que recuerdo, fue reelegido después de modificar el mismo la Constitución Colombiana. Ahora para el 2010 el escudero de Uribe, Juan Manuel Santos, se presenta como candidato, mientras al otro lado de la contienda aparece un candidato que nadie esperaba, por lo menos no con tanta fuerza: el fenómeno Antanas Mockus. Este ya es un Antanas sin mostrar el culo, despojado de su traje de superhéroe, sin necesidad de tirar vasos de agua en medio de ruedas de prensa. Como escribió o interpreté que escribió Caballero en Semana: hay que votar por el menos peor, votar por Mockus. Votar por el menos peor es algo que a los colombianos siempre les ha tocado hacer.
Definitivamente escribir sobre política y sobre políticos es muy aburrido, quizás es por eso que el tema político, de lagarteria colombiana me tiene sin cuidado; y solo me llama la atención el talento de los políticos de hablar, contestar, preguntar, recitar programas de gobierno y propuestas de campaña sin decir nunca nada. Decir hoy a las 12.00 p.m. blanco y a las 12.05 p.m. negro, de hablar pestes del candidato rival y agradecerle embajadas o ministerios al resultar un ganador, decir que es idiota no cambiar de opinión cuando cambian las circunstancias y que la picardía es una buena práctica para Colombia. Ya han pasado muchos candidatos, muchos de ellos con estudios en el primer mundo, más preparados que el Kumis, con la capacidad innata de empeorar la situación del país cuatrienio tras cuatrienio. Todos sin excepción han robado, desde plata hasta las ilusiones del pueblo, por eso creo que no es descabellado que alguien que parece diferente robe esta vez, pero que robe poco y que en realidad haga algo para mejorar no solo las estadísticas de los economistas, sino las vidas de cerca de 45 millones de desamparados.
sábado, 8 de mayo de 2010
Isabel Allende y Last Year at Marienbad
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Delphine Seyrig
Que tiene que ver Isabel Allende (1942) con Last Year at Marienbad (1961)? Creo que nada, ni ahora ni nunca antes, pero por cuestiones del azar y la desocupación, han caído a mis manos la primera y la segunda, la escritora y la película. De Isabel Allende conozco solo los nombres de algunas de sus novelas, una parte de un libro de entrevista a manera de biografía, la opinión negativa del todopoderoso Bolaño y la lectura en un solo día de su libro Paula, aunque ahora que lo pienso pudo haber sido día y medio o incluso dos, u otra vez solo uno. De Last Year at Marienbad no conocía nada hasta anoche que vi la película subtitulada al ingles. De la Allende debo decir que el único libro suyo que me ha sido inevitable leer, Paula, me lleva a pensar que no todas las críticas negativas que me he encontrado sobre su literatura pudieran ser justas o merecidas. Para mí el fenómeno de la Allende lo relaciono con el fenómeno Coelho, haciendo énfasis en términos de ventas, y no en los temas de aparente o real superficialidad que cada uno desarrolla (Quien decide la superficialidad?), lo relaciono haciendo énfasis en cierto consenso de la crítica literaria al clasificarlos a ambos dentro de la literatura desechable. (Quien define la literatura desechable?). De Last Year at Marienbad (o Last Year in Marienbad) solo puedo decir y confesar que solo la he visto una vez, y que para bien o para mal, para alabarla o destruirla, (alabarla o destruirla desde mi concepto personal) una sola vez no es suficiente ni justo. Es aquí en London Ontario donde debo aprender, mejorar, perfeccionar el idioma ingles, y donde he visto la mayor cantidad de cine francés en mi vida; y especialmente y sin ningún motivo explicable, películas de la década de los 60´s; y es quizás debido a ese motivo inexplicable que escojo, de la librería publica, la copia de lujo lanzada por Criterion Collection de esta película que tiene como padres al exitoso duo de los Alain: el Resnais y el Robbet-Grillet. El primer Alain exitoso por su precedente film titulado Hiroshima Mon Amour (1959), y el segundo por las banderas del nouveau roman y la idea en esos lejanos años 60´s sobre el futuro de la literatura mundial. Es Last Year at Marienbad la historia de un sueño? De un recuerdo? O de una intención? Está realmente basada en La Invención de Morel de Bioy Casares (que tampoco he leído), o en la literatura de Borges, del que se dice dijo sentirse descorazonado al encontrarse en 1977 con Robbet-Grillet y saber la inspiración ejercida sobre él. Cualquiera sea la respuesta para un no critico de cine como yo, el haberla visto una sola vez, no otorga elementos suficientes para dar una opinión justa de una película que tiene y tuvo tantas páginas de admiración como de destrucción; pero como no soy ni trabajo como critico de nada, solo puedo decir que Last Year at Marienbad no es una película fácil (cosa que ya desde hace casi 50 años todo el mundo ha dicho) y que es para mí una película inquietante, surrealista?, cubista? Y una película que sin entenderla del todo, o habiéndola entendido mas, no puedo decir que sea mala. No todas las películas sencillas son buenas o todas las películas extrañas y difíciles malas, y es aquí donde Last Year at Marienbad se encuentra con la Allende, con la Allende que aparece en el ejemplar del 26 de Abril del The Globe and Mail que recojo ya de manera obsesiva, necesaria y religiosa del tarro azul del reciclaje ubicado en el sótano del edificio donde vivo: la suscripción con 1 día de retraso que me llega desde hace un mes. En la sección Globe Review, después de pasar la foto de la reciente bisexual Anna Paquin, después de pasar la segunda y la tercera y cuarta pagina, aparece la foto (no tan pequeña) de la Allende en el centro de una entrevista fechada en el 2010 y realizada por Alexandra Alter del Wall Street Journal, donde aparte de hablar de esclavos, New Orleans, Haiti: su nueva novela La Isla bajo el Mar, contesta la siguiente pregunta: algunos críticos han cuestionado su trabajo como plano y convencional, la respuesta de la Allende: es muy fácil decir que un libro que nadie entiende y nadie lee es genial. Por lo cual pienso en la Marienbad que hasta ahora conozco, pero me queda una duda, sobre la Allende por supuesto, es cierto o adecuado decir que algunos libros fáciles (por no decir planos y convencionales como ella misma de forma implícita se autodefinió) que mucha gente lee (best sellers?) son geniales? Pienso en la Allende y en Coelho… pero también puedo pensar en una respuesta diferente: el caso Stieg Larsson bajo el amparo de la opinión del otro todopoderoso Vargas Llosa. En definitiva y aceptando la responsabilidad de emitir un comentario superficial de la obra maestra de los Alain, cuando cierro los ojos y pienso en Last Year at Marienbad veo a Delphine Seyrig vestida de negro o de blanco, de pie o acostada, esperando y rechazando el ser seducida, veo una mujer que sueña o es soñada, que recuerda o es recordada, o mejor aún, que sueña y es soñada, recuerda y es recordada, y de la que no conozco nada diferente a su nombre en los créditos de la película, su vestuario Coco Chanel, y su para mi eterno y seductor cabello negro que no es el de la Allende. Veo a una mujer enigmática que me lleva de la mano a otra película que nunca he visto para invitarme a seguir escribiendo: El Discreto encanto de la burguesía. Veo el titulo de este escrito que debía llevar su nombre y ser totalmente diferente y es entonces cuando veo el error y debo empezar de nuevo.
sábado, 30 de enero de 2010
Agassi y el futbol colombiano?!
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Higuita y su carrera interminable, Italia 1990.
Era septiembre del año 90, aún se mantenía el sinsabor de la nefasta jugada de Higuita en el Mundial de Italia, y casi que todavía podíamos ver celebrar a Roger Milla ese gol bailando con el banderín del punto del cobro de esquina. En ese mes empezaba en New York una de las más espectaculares rivalidades en el tenis norteamericano y mundial, André Agassi vs Pete Sampras. Agassi para ese entonces estaba clasificado en el puesto 4 de la Asociación de Tenis Profesional (ATP) y Sampras en el puesto 12, y contaba el primero con la ventaja de haber ganado el único partido disputado hasta el momento por los dos, era un juego que Agassi tenía ya ganado desde la noche anterior, recordando su victoria y el haber visto un Pete Something con lastima meses atrás hasta llamarlo como: el pobre torpe que no podía mantener la bola en el campo de juego. Esa final le daría a Sampras su primer grand slam y a Agassi la primera derrota del capítulo Agassi-Sampras. Creo que era domingo, día en que se juegan las finales y recuerdo que mis esperanzas estaban con Agassi, pero tanto él como muchos, nos empezamos a acostumbrar a ver ganar a Sampras con su estilo nada espectacular, efectivo, y su cabeza gacha y su silencio ante la victoria o la derrota. Después de esa victoria vendrían muchas más de Sampras, hasta completar 14 títulos de grand slam y una regularidad envidiable, pero mis afectos siempre estuvieron con Agassi, un jugador que fue capaz de ser numero 1 para caer luego hasta el puesto No. 141 y levantarse de nuevo hasta volver a la cima a los 33 años. La contradicción, como Agassi lo dice en su autobiografía de 386 páginas publicada por Knopf y titulada en ingles Open, marcó y definió toda su vida, la contradicción de un niño de 7 años obligado por un padre totalitario a jugar tenis, a enfrentarse con una maquina lanza pelotas todos los días y a tener que ser algún día el numero uno por disposición paterna. Esa misma contradicción lo llevo a perfeccionar su juego al mismo tiempo de sentír odio hacia él, y quizás ese odio no era hacia el juego en sí, sino más bien a no haber podido escoger su vida y ser ya muy tarde para pretender cambiarla. Todo esto no podía yo saberlo en ese Septiembre de 1990 cuando veía como Sampras derrotaba a Agassi en tres sets corridos y me convertía en esa forma en seguidor de la víctima. Ese día de la final salía yo de mi casa caminando hasta la casa de mi amigo Reynaldo con el mal sabor de la derrota de Agassi, sin saber que Sampras sería un campeón y Agassi un campeón y un soñador: Que lindo es soñar despierto le diría su entrenador personal Gil Reyes en 1989, y eso es lo que Agassi se encargó de hacer, sin darse cuenta que algunas veces dormía y otras simplemente parecía esconderse de sus propios sueños, tal vez sin imaginar que muchos de sus sueños iban a ser seguidos por amantes del tenis alrededor del mundo, incluyendo a Cali, Colombia entre ese mundo. Hoy después de tantos años, 20 exactamente, ya el tenis norteamericano no tiene la rivalidad de ese entonces y en la clasificación de la ATP apenas recién aparece Andy Roddick en el séptimo puesto y solo 9 jugadores norteamericanos más en los cien primeros clasificados del puesto 28 en adelante. Por el lado de nuestro futbol no pasa nada, las noticias recientes dicen que no salimos del mismo ciclo perdedor, y que ahora la dupla Maturana - Bolillo quiere regresar a la selección Colombia como manager y director técnico, demostrando una vez más que nuestro país no solo es agradecido sino también incorregiblemente amnésico.
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